La actividad ganadera ha traído impactos negativos al medio ambiente debido principalmente a las emisiones de gases de efecto invernadero, degradación de suelos, contaminación de recursos hídricos y destrucción de selvas para convertirlas a pastizales.
El estiércol de los animales emite óxido nitroso, además del metano y amoniaco producido desde el sistema digestivo de los rumiantes. Todos estos son gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global.
Los suelos se degradan debido al sobrepastoreo, la compactación y la erosión causados por los rebaños. Adicionalmente la tala de bosques para crear potreros es una de las principales causas de deforestación en el mundo.
También es responsable de la contaminación del agua no solo por el estiércol sino por las hormonas, antibióticos, productos de curtir pieles, fertilizantes y pesticidas utilizados en los pastos.
Paralelamente crece el consumo de carne y de leche en el mundo y asimismo su producción. Es por esto que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO hizo un llamado en el año 2006 para orientar la producción ganadera hacia formas más sostenibles desde el punto de vista ambiental.
En Colombia ha sido FEDEGAN la entidad promotora de esta forma de producción ganadera mediante programas y proyectos acordes al objetivo.
Se trata de implementar un negocio ganadero exitoso pero con un trato amigable con el medio ambiente empezando por los sistemas silvopastoriles, que se tratan de producciones ganaderas integradas con diferentes tipos de árboles y la conservación de bosques.
También con prácticas como el manejo de bancos de proteínas, alimentación suplementaria, ensilaje, rotación de potreros, estabulación, entre otras. El concepto general es el de eliminar hasta donde se puedan las prácticas de impacto negativo al medio ambiente y a las que no se puedan, implementar acciones de mitigación que ayuden a minimizar dichos impactos.