Al establecer un cultivo, uno de los elementos que se tiene en cuenta es el suelo. Este debe presentar las características específicas para ese cultivo y requiere de un acondicionamiento anterior a la siembra.
La preparación de terrenos es un conjunto de labores que hacen que el suelo sea apto para la germinación de la semilla o el establecimiento de otros materiales de propagación.
Si se parte de un cultivo desde cero, hay que empezar por determinar cuáles son las malezas que allí habitan para asimismo elegir el mejor método para controlarlas. En términos generales se establecen si hay especies arbóreas para las cuales el equipo utilizado es la motosierra. Las especies herbáceas e incluso algunas arbustivas se pueden manejar con guadaña.
La preparación del terreno depende de : la profundidad de siembra de semilla o material de propagación, las distancias de siembra a las cuales va estar establecido el cultivo en cuestión, el tipo de material de propagación, el tipo de suelo entre otros.
Una buena preparación del terreno crea condiciones favorables para que las semillas germinen, las raíces crezcan y la planta en general alcance buen desarrollo.
La labor de acondicionar el suelo se llama labranza. Esta se realiza con herramientas, maquinarias y/o equipos para tal fin. Pero también hay otras actividades de preparación del suelo como son: correcciones de acidez (encalamiento), control químico de malezas, elaboración de camas o eras según el cultivo, ahoyado en algunos casos, entre otros.
Algunos de las maquinarias utilizados en la preparación de suelos para cultivos son: arados, subsoladores, rastras, cinceles, rotocultores, los cuales van acoplados a tractores.
Y en cuanto a herramientas algunas de las más comunes son: palines, machetes, barrenos, azadones. Y equipos como la guadaña, motosierra y fumigadora.